lunes, 20 de diciembre de 2010

Contemplando sintiendo permaneciendo

Al nombrar las distintas figuras del Pesebre, algo pasó en mi interior y cada una de ellas fue haciéndose sensación sentida dentro.
Cómo era ese burro sentido en el cuerpo? en el espacio interno,  y apareció la mansedumbre, las orejas tiernas de burro, como lugar a conquistar. Muchas veces lo explícito nos muestra un aspecto y si nos damos la pausa para llevarlo al espacio sagrado, a la morada interior, aparece algo más.
Ese algo más es la esencia de Focusing. Y si sigo acompañando esa imagen, esa carita de burro, aparece hasta una cierta complicidad en la mirada. Esos burros querendones que solíamos alquilar en Capilla del Monte cuando éramos chicos. Los que buscaban que los acariciaras y se dejaban mimosear un rato.
Algo de eso está naciendo también en esta Navidad dentro mío. Le agradezco a mi cuerpo lo que me trajo.
Nueva sabiduría para este tiempo del camino. Mansedumbre.. complicidad... abrirme a las caricias.

domingo, 19 de diciembre de 2010

LLamado al silencio

Estos días la violencia, me ha llamado al silencio. Al silencio interno, ese silencio que puede acallar la mente de toda reacción. Al comienzo no fue así. Había mucho estímulo, mucho disparador en el entorno, diversas opiniones, sentires, resquemores, sentencias, acerca de lo que se debía hacer, con unos con otros.
Desde el silencio, pude observar con una distancia más óptima todo el cuadro, y pude posicionarme en cada uno de los protagonistas del hecho.
Y como leían esas camisetas hace un tiempo Todos somos Axel, puedo decir soy el policía que envían desarmado, soy el pobre que es llevado al parque creyendo en las promesas del que ahora promete lo que otros prometieron y no cumplieron, soy el que vende la parcela por unos pesos para aprovechar la situación, soy el que roba cámara, de uno y de otro lado, soy el periodista ávido de noticia "gran hermano", soy el barrabrava que por las dudas ahí estuvo, soy el político que cuida su terrenito para la próxima elección, soy el político que esgrime verdades desde un púlpito, soy también el niño que no entiende nada y juega en el barro, en medio de la nada.
Soy la confusión, mezclada con la indignación, con la inacción, con los que enarbolan las banderas de los derechos humanos, de unos, y no de todos.
Soy también los vecinos que aportan religiosamente sus impuestos, los que trabajan a pesar de adversas condiciones muchas veces. Soy los que siguen respetando leyes a pesar de todo, confiando en que puede ser mejor alguna vez este bendito país que construimos entre todos.
Soy boliviano-peruano-paraguayo-argentino-soy ante todo ser humano. Soy defensor de la cultura del trabajo, trabajo digno para todos por igual. Trabajo que sume manos y cabezas, para la construcción de una patria que vuelva a los valores olvidados: justicia y paz, van de la mano.
Y me gustaría una gran marcha del silencio, para invitar a todos a acallarnos, y para que desde muy dentro busquemos lo que nos une.

Ahora un poema de Pablo Neruda, que ha resonado en mí en estos días y que lo encontré en Cuentos y Fábulas.com


POEMA - A CALLARSE - PABLO NERUDA



Poema de Pablo Neruda
" A callarse "



Ahora contaremos doce
y nos quedamos todos quietos.

Por una vez sobre la tierra
no hablemos en ningún idioma,
por un segundo detengámonos,
no movamos tanto los brazos.

Sería un minuto fragante,
sin prisa, sin locomotoras,
todos estaríamos juntos
en un inquietud instantánea.

Los pescadores del mar frío
no harían daño a las ballenas
y el trabajador de la sal
miraría sus manos rotas.

Los que preparan guerras verdes,
guerras de gas, guerras de fuego,
victorias sin sobrevivientes,
se pondrían un traje puro
y andarían con sus hermanos
por la sombra, sin hacer nada.

No se confunda lo que quiero
con la inacción definitiva:
la vida es sólo lo que se hace,
no quiero nada con la muerte.

Si no pudimos ser unánimes
moviendo tanto nuestras vidas,
tal vez no hacer nada una vez,
tal vez un gran silencio pueda
interrumpir esta tristeza,
este no entendernos jamás
y amenazarnos con la muerte,
tal vez la tierra nos enseñe
cuando todo parece muerto
y luego todo estaba vivo.

Ahora contaré hasta doce
y tú te callas y me voy.


Contemplando

Contemplando el Pesebre los personajes allí presentes hicieron reflejo de distintos aspectos míos, que conviven en mi. A veces toman las riendas unos, a veces otros. Son un vivo concierto navideño, que a veces me acompaña más de una temporada.
Muchas veces el burro que hay en mi, se empaca con una idea fija y no avanza, ni deja avanzar a la vida con su fluir intenso. A veces se empaca con los más cercanos, cortando con su tozudez el clima familiar, después se arrepiente y como buen burro no sabe que decir, solo un rebuzno a medias como para disculparse.
Otras soy como el camello,  capaz de largos tramos del camino sin necesitar agua, viviendo de reservas, me pasa en la vida espiritual, que tardo en ir a la fuente, contradicciones propias de mi ser humano. Sabiendo que es hacia allí, me distraigo.
Ay, la vaca... cómo me reconozco en ella, rumiando acerca de la vida, de las decisiones, de los proyectos, del pasado...me consuelo pensando en que después de tanto rumiar, da una rica leche, ojalá lo rumiado en mi dé buen fruto.
Y la oveja... con su lana, tengo también una parte cálida que abriga, que cobija al otro, que atiende lo desatendido.
Y también soy esa cunita de paja, que espera... espera la llegada de lo Nuevo, de lo que está por Venir,
desde su sencillez y humildad, desde la apertura a que venga lo que tenga que venir.
Así quiero transitar estas Navidades con un corazón hecho cunita de paja.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Silencio en el campo

Salir de la ciudad ya invita a la renovación. Van desapareciendo edificios, ruidos, estruendos, olores, mareas humanas, y van emergiendo otras figuras, otros colores. Verdes campos, amarillos retazos intercalados, árboles pequeños, grandes, añosos, renuevos, y más, más, más en nuestra generosa tierra bonaerense.
No hace falta alejarse mucho para encontrar un remanso, un descanso para el cuerpomenteespíritu que clama por una pausa.
Hasta acá parece la introducción a un día en una posada, o un spa, no?
Ni uno, ni lo otro y a la vez ambos. Fui a silenciarme con otros, a adentrarme en lo más íntimo, siendo una con la respiración, con lo que esté allí en mí. Y cada uno de esos otros que estaban conmigo estaban en lo mismo: respirando, siendo uno con lo que estaba en ellos, llevando su atención al aquí y ahora, a este cuerpomenteespíritu entramado que cada uno de nosotros es. Ya sea caminando, ya sea cocinando, ya sea regando, ya sea sentándose en zazen.
Bella tarea, que embellece a todo el ser.
Y embellece a la vez a la tierra toda.
Como dice mi maestro Zen, "Basta abismarse una vez en zazen, para sanar el karma".
Silencio en el campo. Silencio en el alma. Silencio .... Silencio....

sábado, 4 de diciembre de 2010

¿Somos una página en blanco frente al otro?

Resonar... somos una caja de resonancia frente a ese otro que se nos presenta.
Página en blanco, no, tenemos nuestro background, nuestra historia, nuestros referentes existenciales, nuestras dudas, nuestro dolor, nuestro sistema de creencias, nuestros aciertos, nuestros errores, nuestra experiencia transitada....
Buscamos resonar desde todo eso que somos, sin que todo eso que somos interfiera, en el proceso de estar disponibles para ese otro, escuchándolo, acompañándolo desde nuestra presencia amorosa, validando toda su experiencia así como es. Siendo congruentes con lo que nos pasa y si es pertinente, ofreciéndolo. Nuestra transparencia que invita a relacionarnos transparentemente en otros ámbitos también.
Desde el enfoque centrado en la persona, me acerco, me aproximo al otro que sufre, que viene a hacer una pausa en su caminar, para nombrar lo que le duele, lo que le inquieta, lo que lo exalta, lo que lo enaltece o deprime. Desde mi ser persona siendo con ese otro que está siendo, que está desplegando su ser, a veces tímidamente, a veces a borbotones.
Cuando resueno, algo pasa, algo vira, algo se permite ser así como es. Y comienza el camino de vuelta a casa.