domingo, 19 de diciembre de 2010

Contemplando

Contemplando el Pesebre los personajes allí presentes hicieron reflejo de distintos aspectos míos, que conviven en mi. A veces toman las riendas unos, a veces otros. Son un vivo concierto navideño, que a veces me acompaña más de una temporada.
Muchas veces el burro que hay en mi, se empaca con una idea fija y no avanza, ni deja avanzar a la vida con su fluir intenso. A veces se empaca con los más cercanos, cortando con su tozudez el clima familiar, después se arrepiente y como buen burro no sabe que decir, solo un rebuzno a medias como para disculparse.
Otras soy como el camello,  capaz de largos tramos del camino sin necesitar agua, viviendo de reservas, me pasa en la vida espiritual, que tardo en ir a la fuente, contradicciones propias de mi ser humano. Sabiendo que es hacia allí, me distraigo.
Ay, la vaca... cómo me reconozco en ella, rumiando acerca de la vida, de las decisiones, de los proyectos, del pasado...me consuelo pensando en que después de tanto rumiar, da una rica leche, ojalá lo rumiado en mi dé buen fruto.
Y la oveja... con su lana, tengo también una parte cálida que abriga, que cobija al otro, que atiende lo desatendido.
Y también soy esa cunita de paja, que espera... espera la llegada de lo Nuevo, de lo que está por Venir,
desde su sencillez y humildad, desde la apertura a que venga lo que tenga que venir.
Así quiero transitar estas Navidades con un corazón hecho cunita de paja.

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