martes, 16 de noviembre de 2010

Destellos

El azul lavanda, el bermellón intenso, la tenue blancura diminuta que se asoma entre el verde multifacético.
Un manjar para los sentidos, el trayecto matutino que va del auto hasta el trabajo.
Esas cuadras, cómo las disfruto! El piar de los pájaros, saludándome, el aroma de los azahares, y los
diferentes manchones que se presentan alegrando al verdecasiverde, al verdemásqueverde.
Y casi siempre algo insólito aparece: una zapatillita de bebé esponjosamente rosa, olvidada... un candadito plateado, tesoros-despojos que la marea humana deja en la orilla, para quizás nunca recoger.

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