jueves, 11 de noviembre de 2010

La pausa que conecta

Nombrar lo que está más presente en nuestra experiencia, sencillamente, así como se presenta a la conciencia.
Hacer una pausa.
Esta pausa nos conecta, permite que resonemos con lo que está dentro, a veces mostrándose tímidamente, a veces palpitando, a veces apenas asomado o esbozado.
Al ser nombrado así como está, recibiéndolo amorosamente, algo sucede.
La pausa, el poder de la pausa.
Te lleva a lugares más hondos, más ricos, más íntimos. Es una intimidad que surge sin esfuerzo.
Que genera espaciosidad para lo que está en cada uno, sin superponerse, hay espacio para todo.
Todo puede estar y ser libremente. El cuerpo registra esa libertad. La respiración se hace más nítida.
La conexión más clara. La energía se renueva.
Una experiencia simple desde la propuesta Hakomi, Atención Plena.

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